Después de la Revolución mexicana de 1910 y de las Guerras Cristeras de 1926 a 1929 al sur de Jalisco le siguió un ambiente de suma precariedad e incertidumbre. Una vez adquirido el modelo económico de sustitución de importaciones en 1940 en México y en América Latina, en esta región se instaló una fábrica paraestatal de papel de tipo kraft o resistente.

La Compañía Industrial de Atenquique S. A. (CIDASA) ubicada en el municipio de Tuxpan, Jalisco, tuvo como objetivo el uso de la madera de los bosques de la región para la elaboración del papel kraft. Este papel era necesario para el resguardo del cemento requerido en la construcción de infraestructura de la creciente nación moderna. La Compañía empleó a cientos de comerciantes, campesinos y campesinos indígenas de origen nahua provenientes de los municipios de la zona así como inmigrantes europeos y personas de otras regiones del país para ocupar los puestos administrativos y de dirección. Proveyendo a cada uno y a sus familias un estatus social distinto y una mejor calidad de vida.

Sin embargo, todo esto cambió en la década de 1980. En 1982 México experimentó una crisis estructural del modelo de industrialización. Muchas de las fábricas con participación estatal pasaron a la iniciativa privada, y una de ellas fue CIDASA.

Bajo el control de los nuevos propietarios los 950 obreros fueron liquidados en dos etapas distintas. Después de que la fábrica fue vendida al Grupo Industrial Durango en 1987 al municipio de Tuxpan le recorrió una enfermedad de nostalgia conocida por los obreros y sus familias como el “Síndrome de Atenquique”. Esta enfermedad la encontraban en la gran pesadez y tristeza que sentían al recordar su trabajo; en los divorcios, suicidios, alcoholismo y falta de ánimos o depresión entre sus conocidos.
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Después de la Revolución mexicana de 1910 y de las Guerras Cristeras de 1926 a 1929 al sur de Jalisco le siguió un ambiente de suma precariedad e incertidumbre. Una vez adquirido el modelo económico de sustitución de importaciones en 1940 en México y en América Latina, en esta región se instaló una fábrica paraestatal de papel de tipo kraft o resistente.

La Compañía Industrial de Atenquique S. A. (CIDASA) ubicada en la delegación Atenquique del municipio de Tuxpan, Jalisco, tuvo como objetivo el uso de la madera de los bosques de la región para la elaboración del papel kraft. Este papel era necesario para el resguardo del cemento requerido en la construcción de infraestructura de la creciente nación moderna. La Compañía empleó a cientos de comerciantes, campesinos y campesinos indígenas de origen nahua provenientes de los municipios de la zona así como inmigrantes europeos y personas de otras regiones del país para ocupar los puestos administrativos y de dirección. Proveyendo a cada uno y a sus familias un estatus social distinto y una mejor calidad de vida.

Sin embargo, todo esto cambió en la década de 1980. En 1982 México experimentó una crisis estructural del modelo de industrialización. Muchas de las fábricas con participación estatal pasaron a la iniciativa privada, y una de ellas fue CIDASA.

Bajo el control de los nuevos propietarios los 950 obreros fueron liquidados en dos etapas distintas. Después de que la fábrica fue vendida al Grupo Industrial Durango en 1987 al municipio de Tuxpan le recorrió una enfermedad de nostalgia conocida por los obreros y sus familias como el “Síndrome de Atenquique”. Esta enfermedad la encontraban en la gran pesadez y tristeza que sentían al recordar su trabajo; en los divorcios, suicidios, alcoholismo y falta de ánimos o depresión entre sus conocidos.
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Defecto de Fábrica

Después de la Revolución mexicana de 1910 y de las Guerras Cristeras de 1926 a 1929 al sur de Jalisco le siguió un ambiente de suma precariedad e incertidumbre. Una vez adquirido el modelo económico de sustitución de importaciones en 1940 en México y en América Latina, en esta región se instaló una fábrica paraestatal de papel de tipo kraft o resistente. 

La Compañía Industrial de Atenquique S. A. (CIDASA), ubicada en el municipio de Tuxpan, Jalisco, tuvo como objetivo el uso de la madera de los bosques de la región para la elaboración de un papel necesario utilizado en el resguardo del cemento para la infraestructura de la creciente nación moderna. La Compañía empleó a cientos de comerciantes, campesinos y campesinos indígenas de origen nahua provenientes de los municipios de la zona así como inmigrantes europeos y personas de otras regiones del país para ocupar los puestos administrativos y de dirección. Proveyendo a cada uno y a sus familias un estatus social distinto y una mejor calidad de vida. 

Sin embargo, todo esto cambió en la década de 1980. En 1982 México experimentó una crisis estructural del modelo de industrialización. Muchas de las fábricas con participación estatal pasaron a la iniciativa privada, y una de ellas fue CIDASA. Bajo el control de los nuevos propietarios los 950 obreros fueron liquidados en dos etapas distintas. Después de que la fábrica fue vendida al Grupo Industrial Durango en 1987 a los municipios de Atenquique y Tuxpan les recorrió una enfermedad de nostalgia conocida por los obreros y sus familias como el “Síndrome de Atenquique”. Esta enfermedad la encontraban en la gran pesadez y tristeza que sentían al recordar su trabajo; en los divorcios, suicidios, alcoholismo y falta de ánimos o depresión entre sus conocidos. 

El sitio se nombra “Defecto” debido a que la nostalgia generalmente se presenta como un tema tabú o un defecto, algo que no termina de caer bien, quizás por su romance o por su ensoñación. También se nombra defecto porque los productos con “defecto de fábrica” o con fallas durante la etapa de producción son relegados del sistema, descartados, arrojados a la basura, en general, al olvido, de ahí que el “defecto”, para este caso, obedezca a una exclusión de las experiencias de la clase obrera en el sur de Jalisco de la historia del progreso nacional.